La vida independiente es un derecho de todas las personas, aunque puede ser un objetivo más difícil para aquellas con diversidad funcional, se debe tener claro que ésta diversidad no puede hacer a un lado las habilidades y el potencial humano y laboral que tengan. Es aquí donde cobra importancia el papel del AP, pues serán las manos que permitan realizar determinadas acciones que la persona con DF no puede por si sola, pero que una vez logradas le permitirán realizar otras actividades que pueden hacer por si solos, ya sean laborales, educativas o de ocio, y que le otorgue una vida tan plena y satisfactoria como la de cualquier otra persona.